Sin juzgar, ese es el gran problema, esto me gusta, esto no me gusta y ahí es donde esta la diferencia entre el cielo y el infierno.
Cuando decimos sin juzgar, no nos estamos refiriendo a una actitud pasiva, de sumisión, de aletargamiento, sino a todo lo contrario , a que seamos capaces de ver ese espacio de libertad que nos deja el no juzgar, siendo conscientes que cualquier juicio que emitamos no es objetivo y esta condicionado por nuestro ámbito cultural , nuestro entorno, nuestra experiencia. Así de esta forma , siendo ecuánimes, , aceptando las cosas agradables y desagradables de la vida, porque ambas forman parte de la misma, podremos afrontar el devenir diario de una forma más lúcida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario